Círculo noveno: Traición
Aro segundo:
Antenora: Traidores a la patria
Muerte de Hugolino, invectiva contra pisa
Aro tercero:
Tolomea: traidores a sus huéspedes
Alberigo, contra los genoveses
Hugolino narra su emparedamiento en la torre de Pisa, juntamente con sus hijos y nietos. Su sueño fatídico. La agonía de los jóvenes y su muerte por hambre. Hugolino sobrevive a ellos, y ciego, desatendido, puede en él más el hambre que los sentimientos naturales. Imprecación del poeta contra Pisa. La región de la Tolomea, donde sufren tormentos otros traidores políticos. Fray Alberigo Manfredi. Branca D'Oria. Anticipación de la pena a las demás almas de los traidores, cuyo cuerpo permanece todavía en la tierra.
La narración del conde Ugolino - versos 1-78
De la feroz comida alzó la boca
el pecador, limpiándola en los pelos
de la cabeza que detrás roía. 3
Luego empezó: «Tú quieres que renueve
el amargo dolor que me atenaza
sólo al pensarlo, antes que de ello hable. 6
Mas si han de ser simiente mis palabras
que dé frutos de infamia a este traidor
que muerdo, al par verás que lloro y hablo. 9
Ignoro yo quién seas y en qué forma
has llegado hasta aquí, mas de Florencia
de verdad me pareces al oírte. 12
Debes saber que fui el conde Ugolino 13[L370]
y este ha sido Ruggieri, el arzobispo; 14[L371]
por qué soy tal vecino he de contarte. 15
Que a causa de sus malos pensamientos,
y fiándome de él fui puesto preso
y luego muerto, no hay que relatarlo; 18
mas lo que haber oído no pudiste,
quiero decir, lo cruel que fue mi muerte,
escucharás: sabrás si me ha ofendido. 21
Un pequeño agujero de «la Muda» 22[L372]
que por mí ya se llama «La del Hambre»,
y que conviene que a otros aún encierre, 24
enseñado me había por su hueco
muchas lunas, cuando un mal sueño tuve
que me rasgó los velos del futuro. 27
Éste me apareció señor y dueño,
a la caza del lobo y los lobeznos 29[L373]
en el monte que a Pisa oculta Lucca. 30
Con perros flacos, sabios y amaestrados,
los Gualandis, Lanfrancos y Sismondis 32[L374]
al frente se encontraban bien dispuestos. 33
Tras de corta carrera vi rendidos
a los hijos y al padre, y con colmillos
agudos vi morderles los costados. 36
Cuando me desperté antes de la aurora,
llorar sentí en el sueño a mis hijitos
que estaban junto a mí, pidiendo pan. 39
Muy cruel serás si no te dueles de esto,
pensando lo que en mi alma se anunciaba:
y si no lloras, ¿de qué llorar sueles? 42
Se despertaron, y llegó la hora
en que solían darnos la comida,
y por su sueño cada cual dudaba. 45
Y oí clavar la entrada desde abajo
de la espantosa torre; y yo miraba
la cara a mis hijitos sin moverme. 48
Yo no lloraba, tan de piedra era;
lloraban ellos; y Anselmuccio dijo: 50[L375]
«Cómo nos miras, padre, ¿qué te pasa?» 51
Pero yo no lloré ni le repuse
en todo el día ni al llegar la noche,
hasta que un nuevo sol salía a mundo. 54
Como un pequeño rayo penetrase
en la penosa cárcel, y mirara
en cuatro rostros mi apariencia misma, 57
ambas manos de pena me mordía;
y al pensar que lo hacía yo por ganas
de comer, bruscamente levantaron, 60
diciendo: « Padre, menos nos doliera
si comes de nosotros; pues vestiste
estas míseras carnes, las despoja.» 63
Por más no entristecerlos me calmaba;
ese día y al otro nada hablamos:
Ay, dura tierra, ¿por qué no te abriste? 66
Cuando hubieron pasado cuatro días,
Gaddo se me arrojó a los pies tendido, 68[L376]
diciendo: «Padre, ¿por qué no me ayudas?» 69
Allí murió: y como me estás viendo,
vi morir a los tres uno por uno
al quinto y sexto día; y yo me daba 72
ya ciego, a andar a tientas sobre ellos.
Dos días les llamé aunque estaban muertos:
después más que el dolor pudo el ayuno.» 75[L377]
Cuando esto dijo, con torcidos ojos
volvió a morder la mísera cabeza,
y los huesos tan fuerte como un perro. 78
Invectiva contra Pisa - vv. 79-90
¡Ah Pisa, vituperio de las gentes
del hermoso país donde el «sí» suena!,
pues tardos al castigo tus vecinos, 81
muévanse la Gorgona y la Capraia, 82[L378]
y hagan presas allí en la hoz del Arno,
para anegar en ti a toda persona; 84
pues si al conde Ugolino se acusaba
por la traición que hizo a tus castillos,
no debiste a los hijos dar tormento. 87
Inocentes hacía la edad nueva,
nueva Tebas, a Uguiccion y al Brigada 89[L379]
y a los otros que el canto ya ha nombrado.» 90
La Tolomea: los traidores de los huéspedes - vv. 91-108
A otro lado pasamos, y a otra gente 91[L380]
envolvía la helada con crudeza,
y no cabeza abajo sino arriba. 93
El llanto mismo el lloro no permite,
y la pena que encuentra el ojo lleno,
vuelve hacia atrás, la angustia acrecentando; 96
pues hacen muro las primeras lágrimas,
y así como viseras cristalinas,
llenan bajo las cejas todo el vaso. 99
Y sucedió que, aun como encallecido
por el gran frío cualquier sentimiento
hubiera abandonado ya mi rostro, 102
me parecía ya sentir un viento,
por lo que yo: «Maestro, ¿quién lo hace?,
¿No están extintos todos los vapores?» 105
Y él me repuso: «En breve será cuando
a esto darán tus ojos la respuesta,
viendo la causa que este soplo envía.» 108
Fray Alberigo, Branca Doria - vv. 109-150
Y un triste de esos de la fría costra
gritó: «Ah vosotras, almas tan crueles,
que el último lugar os ha tocado, 111
del rostro levantar mis duros velos,
que el dolor que me oprime expulsar pueda,
un poco antes que el llanto se congele.» 114
Y le dije: «Si quieres que te ayude,
dime quién eres, y si no te libro,
merezca yo ir al fondo de este hielo.» 117
Me respondió: «Yo soy fray Alberigo; 118[L381]
soy aquel de la fruta del mal huerto,
que por el higo el dátil he cambiado.» 120
«Oh, ¿ya estás muerto ‑‑díjele yo‑ entonces?
Y él repuso: «De cómo esté mi cuerpo
en el mundo, no tengo ciencia alguna. 123
Tal ventaja tiene esta Tolomea,
que muchas veces caen aquí las almas 125[L382]
antes de que sus dedos mueva Atropos; 126
y para que de grado tú me quites
las lágrimas vidriadosas de mi rostro,
sabe que luego que el alma traiciona, 129
como yo hiciera, el cuerpo le es quitado
por un demonio que después la rige,
hasta que el tiempo suyo todo acabe. 132
Ella cae en cisterna semejante;
y es posible que arriba esté aún el cuerpo
de la sombra que aquí detrás inverna. 135
Tú lo debes saber, si ahora has venido: 136[L383]
que es Branca Doria, y ya han pasado muchos
años desde que fuera aquí encerrado.» 138
«Creo ‑le dije yo‑ que tú me engañas;
Branca Doria no ha muerto todavía,
y come y bebe y duerme y paños viste.» 141
«Al pozo ‑él respondió‑ de Malasgarras,
donde la pez rebulle pegajosa,
aún no había caído Miguel Zanque, 144
cuando éste le dejó al diablo un sitio
en su cuerpo, y el de un pariente suyo 146[L384]
que la traición junto con él hiciera. 147
Mas extiende por fin aquí la mano;
abre mis ojos.» Y no los abrí; 149[L385]
y cortesía fue el villano serle. 150
Invectiva contra Génova - vv. 151-157
¡Ah genoveses, hombres tan distantes
de todo bien, de toda lacra llenos!,
¿por qué no sois del mundo desterrados? 153
Porque con la peor alma de Romaña 154[L386]
hallé a uno de vosotros, por sus obras
su espiritu bañando en el Cocito, 156
y aún en la tierra vivo con el cuerpo.
Notas
[L370] Ugolino della Gherardesca, de nobilísima familia gibelina de Pisa, se pasó al bando güelfo junto con su yerno Giovanni Visconti. Posteriormente, y tras la derrota naval de Meloria (1284) ante genoveses, tomó el poder en Pisa, que ejerció de manera tiránica, cediendo a Lucca y a Florencia una serie de castillos. Vueltos a Pisa los prisioneros de la batalla Meloria en 1288, en su mayoría gibelinos, consiguieron arrebatarle a traición el poder, bajo la dirección del arzobispo Ruggieri. Ugolino, junto con dos hijos y dos nietos, fue encerrado en una torre, en la que los cinco murieron de hambre en junio de 1288. Tal vez esté condenado en el Infierno por la traición hecha a su yerno.
[L371] Ruggieri degli Ubaldini, de familia gibelina, fue arzobispo de Pisa desde 1278, y tras la muerte de Ugolino dirigió los destinos de Pisa de manera que suscitó la condena del papa Nicolás IV. Murió en Viterbo en 1295. Está condenado por traicionar a Ugolino.
[L372] El primitivo nombre de la antigua torre que se alzaba en la actual plaza de los Caballeros, aludía a la muda de los pájaros.
[L373] El monte de San Julián.
[L374] Tres familias gibelinas aliadas contra Ugolino.
[L375] Anselmuccio, el más joven de los cuatro, era hijo de Guelfo, hijo de Ugolino.
[L376] Gaddo sí era realmente hijo del conde, y era ya un hombre maduro.
[L377] Como propone Borges comentando el pasaje, este verso tan debatido no alude a que el conde comiera los cadáveres de sus hijos, como, al contrario de los antiguos pensaron los comentaristas románticos, pero crea en el lector una turbia sospecha, aunque sólo pretenda decir que el conde murió de hambre, ya que no había muerto de dolor.
[L378] Islas del mar Tirreno, posesiones de Pisa.
[L379] Llama a Pisa nueva Tebas a causa de la crueldad proverbial de sus moradores (Infierno, XXVI, XXX, etc.). Uguiccione era hijo del conde; el brigada, por nombre Ugolino, era hijo de Guelfo y hermano de Anselmuccio.
[L380] Los condenados de la Tolomea (así llamada por el Tolomeo que asesinó a los Macabeos a traición), aquellos que traicionaron a sus propios amigos.
[L381] Alberigo dei Manfredi, fraile gozoso, hizo asesinar a su pariente Manfredo, a quien había invitado a comer, en el momento de traer la fruta a la mesa. Ahora ha cambiado higo por dátil, es decir, pecado por castigo.
[L382] Atropos es una de las parcas.
[L383] Branca Doria, de Génova, asesinó a su suegro Miguel Zanque (Infierno, XXII, 88), también durante un festín, para arrebatarle su posesión de Logodoro. Branca Doria murió sobre 1315, ya aparecida esta parte de la Comedia.
[L384] Personaje no localizado por los comentaristas.
[L385] Dante respeta la condena divina, y falta así a la palabra dada al traidor, traicionándole a su vez.
[L386] La de fray Alberigo, que era de Faenza, y aún vivía en abril de 1300.
No hay comentarios:
Publicar un comentario