Círculo noveno: Traición
Aro primero:
Caína: Traidores a los parientes
Margona, Pazzi
Aro segundo:
Antenora: Traidores a la patria
Degli Abati, Da Buera, Hugolino y Ruggeri
Invocación a las vírgenes que ayudaron a Anfión a levantar los muros de Tebas. La raza maldita de los traidores. Entrada de los dos poetas al noveno y último círculo. Dante pisa en la oscuridad, con su pesado cuerpo de hombre vivo, las sombras de los condenados, que se quejan. El lago helado donde son atormentados los traidores enterrados desde el cuello hasta los pies. La Antenora, una de las cuatro comparticiones del noveno círculo, que son la Caína, la Antenora, la Tolomea y la Judeca. Suplicio y enumeración de los traidores a la patria, que penan en el hielo. Al entrar a la región Antenora Dante ve asomar dos cabezas sobre el hielo, una de las cuales devora la otra.
Invocación de Dante - versos 1-15
Si rimas broncas y ásperas tuviese, 1[L349]
como merecería el agujero
sobre el que apoyan las restantes rocas 3
exprimiría el jugo de mi tema
más plenamente; mas como no tengo,
no sin miedo a contarlo me dispongo; 6
que no es empresa de tomar a juego
de todo el orbe describir el fondo,
ni de lengua que diga «mama» o «papa». 9
Mas a mi verso ayuden las mujeres 10[L350]
que a Anfión a cerrar Tebas ayudaron,
y del hecho el decir no sea diverso. 12
¡Oh sobre todas mal creada plebe,
que el sitio ocupas del que hablar es duro,
mejor serla ser cabras u ovejas! 15
La Caína: los traidores de los allegados - vv. 16-51
Cuando estuvimos ya en el negro pozo, 16[L351]
de los pies del gigante aún más abajo,
y yo miraba aún la alta muralla, 18
oí decirme: «Mira dónde pisas:
anda sin dar patadas a la triste
cabeza de mi hermano desdichado.» 21
Por lo cual me volví, y vi por delante
y a mis plantas un lago que, del hielo,
de vidrio, y no de agua, tiene el rostro. 24
A su corriente no hace tan espeso
velo, en Austria, el Danubio en el invierno,
ni bajo el frío cielo allá el Tanais, 27[L352]
como era allí; porque si el Pietrapana 28[L353]
o el Tambernic, encima le cayese, 29[L354]
ni «crac» hubiese hecho por el golpe. 30
Y tal como croando está la rana,
fuera del agua el morro, cuando sueña
con frecuencia espigar la campesina, 33[L355]
lívidas, hasta el sitio en que aparece 34[L356]
la vergüenza, en el hielo había sombras,
castañeteando el diente cual cigüeñas. 36
Hacia abajo sus rostros se volvían:
el frío con la boca, y con los ojos
el triste corazón testimoniaban. 39
Después de haber ya visto un poco en torno, 40[L357]
miré, a mis pies, a dos tan estrechados,
que mezclados tenían sus cabellos. 42
«Decidme, los que así apretáis los pechos
‑les dije‑ ¿Quiénes sois?» Y el cuello irguieron;
y al alzar la cabeza, chorrearon 45
sus ojos, que antes eran sólo blandos
por dentro, hasta los labios, y ató el hielo
las lágrimas entre ellos, encerrándolos. 48
Leño con leño grapa nunca une
tan fuerte; por lo que, como dos chivos,
los dos se golpearon iracundos. 51
Camicione de' Pazzi - vv. 52-69
Y uno, que sin orejas se encontraba
por la friura, con el rostro gacho,
dijo: «¿Por qué nos miras de ese modo? 54
Si saber quieres quién son estos dos,
el valle en que el Bisenzo se derrama
fue de Alberto, su padre, y de estos hijos. 57
De igual cuerpo salieron; y en Caína
podrás buscar, y no encontrarás sombra
más digna de estar puesta en este hielo; 60
no aquel a quien rompiera pecho y sombra, 61[L358]
por la mano de Arturo, un solo golpe;
no Focaccia; y no éste, que me tapa 63[L359]
con la cabeza y no me deja ver,
y fue llamado Sassol Mascheroni: 65[L360]
si eres toscano bien sabrás quién fue. 66
Y porque en más sermones no me metas,
sabe que fui Camincion dei Pazzi; 68[L361]
y espero que Carlino me haga bueno.» 69[L362]
La Antenora: Bocca degli Abati - vv. 70-123
Luego yo vi mil rostros por el frío 70[L363]
amoratados, y terror me viene,
y siempre me vendrá de aquellos hielos. 72
Y mientras que hacia el centro caminábamos,
en el que toda gravedad se aúna,
y yo en la eterna lobreguez temblaba, 75
si el azar o el destino o Dios lo quiso,
no sé; mas paseando entre cabezas,
golpeé con el pie el rostro de una. 78[L364]
Llorando me gritó: «¿Por qué me pisas?
Si a aumentar tú no vienes la venganza
de Monteaperti, ¿por qué me molestas?» 81
Y yo: «Maestro mío, espera un poco
pues quiero que me saque éste de dudas;
y luego me darás, si quieres, prisa.» 84
El guía se detuvo y dije a aquel
que blasfemaba aún muy duramente:
« ¿Quién eres tú que así reprendes a otros?» 87
«Y tú ¿quién eres que por la Antenora
vas golpeando ‑respondió‑ los rostros,
de tal forma que, aun vivo, mucho fuera?» 90
«Yo estoy vivo, y acaso te convenga
‑fue mi respuesta‑, si es que quieres fama,
que yo ponga tu nombre entre los otros.» 93
Y él a mí: «Lo contrario desearía;
márchate ya de aquí y no me molestes,
que halagar sabes mal en esta gruta.» 96
Entonces le cogí por el cogote,
y dije: «Deberás decir tu nombre,
o quedarte sin pelo aquí debajo.» 99
Por lo que dijo: «Aunque me descabelles,
no te diré quién soy, ni he de decirlo,
aunque mil veces golpees mi cabeza.» 102
Ya enroscados tenía sus cabellos,
y ya más de un mechón le había arrancado,
mientras ladraba con la vista gacha, 105
cuando otro le gritó: «¿Qué tienes, Bocca?
¿No te basta sonar con las quijadas,
sino que ladras? ¿quién te da tormento?» 108
«Ahora ‑le dije yo‑ no quiero oírte,
oh malvado traidor: que en tu deshonra,
he de llevar de ti veraces nuevas.» 111
«Vete ‑repuso‑ y di lo que te plazca,
pero no calles, si de aquí salieras,
de quien tuvo la lengua tan ligera. 114
Él llora aquí el dinero del francés: 115[L365]
“Yo vi ‑podrás decir- a aquel de Duera,
donde frescos están los pecadores.” 117
Si fuera preguntado “¿y esos otros?”,
tienes al lado a aquel de Beccaría, 119[L366]
del cual segó Florencia la garganta. 120
Gianni de Soldanier creo que está 121[L367]
allá con Ganelón y Teobaldelo, 122[L368]
que abrió Faenza mientras que dormía.» 123
El conde Ugolino y el arzobispo Ruggieri - vv. 124-139
Nos habíamos de éstos alejado,
cuando vi a dos helados en un hoyo,
y una cabeza de otra era sombrero; 126
y como el pan con hambre se devora,
así el de arriba le mordía al otro
donde se juntan nuca con cerebro. 129
No de otra forma Tideo roía
la sien a Menalipo por despecho, 131[L369]
que aquél el cráneo y las restantes cosas. 132
«Oh tú, que muestras por tan brutal signo
un odio tal por quien así devoras,
dime el porqué ‑le dije‑ de ese trato, 135
que si tú con razón te quejas de él,
sabiendo quiénes sois, y su pecado,
aún en el mundo pueda yo vengarte, 138
si no se seca aquella con la que hablo.»
Notas
[L349] En el original, las rimas de los dos primeros tercetos intentan dar una sensación de rudeza (chiocce, buco, rocce, suco, abbo, conduco).
[L350] Al llegar la hora de describir la región más profunda del Infierno, donde se castiga en el hielo a los traidores, Dante invoca a las musas para que le ayuden en su empresa, como a Anfión, que levantó las murallas de Tebas haciendo venirlas piedras con su canto.
[L351] Los viajeros se encuentran en el primer recinto del último círculo, denominado Caína, donde se castigan los traidores a sus familiares (como Caín mató a Abel a traición).
[L352] El Tanais es el río Don para los latinos.
[L353] Monte incierto, acaso de Escandinavia o de Rusia.
[L354] Pietrapana es un monte de los Alpes.
[L355] Al comienzo del verano.
[L356] Hasta la cabeza, pues la vergüenza se manifiesta en la cara; para otros, los genitales.
[L357] Alejandro y Napoleón, hijos de Alberto de Mangona, que se mataron el uno al otro en 1282 por cuestiones políticas.
[L358] Mordec, sobrino o hijo del rey Arturo, intentó matar a éste, pero el rey lo atravesó de parte a parte de un lanzazo, dejando pasar un rayo de sol a través de la herida.
[L359] Sobrenombre de Vanni dei Cancellieri, de Pistoia, que asesinó a su primo Detto y fue un hombre cruel. Vivió en el último cuarto del siglo XIII.
[L360] Sassolo Mascheroni de Florencia dio muerte a un joven sobrino para apoderarse de su herencia. Descubierto el hecho, fue ajusticiado dentro de un tonel lleno de cuchillas al que se dio vueltas, y luego decapitado. En efecto, Dante no podía olvidar semejante castigo.
[L361] Camincione di Pazzi mató a su pariente Ubertino de una puñalada, mientras paseaban a caballo.
[L362] «Carlino hará menor mi culpa con la suya.» En efecto, este Carlino traicionó a los blancos vendiendo a los negros el castillo de Piantra Vigui.
[L363] El segundo recinto es Antenora, llamada así por Antenor, príncipe troyano, donde se castigan las traiciones a la patria, pues a dicho personaje se atribuía el haber entregado el palacio a los griegos, aunque Homero en la Ilíada le presenta como a un hombre sabio que recomienda la devolución de Helena.
[L364] Se trata, como veremos, de Bocca degli Abati, que en la famosa batalla de Monteaparti traicionó a los güelfos de Florencia, que fueron derrotados, al cortar la mano de quien llevaba el estandarte de éstos.
[L365] Buoso di Dovera, señor de Cremona, al contrario que el anterior, traicionó al partido gibelino en 1265, cuando encargado por Manfredo de detener a Carlos de Anjou se dejó comprar por éste y no le combatió.
[L366] Tesauro dei Beccheria, legado pontificio en Toscana fue acusado de conspirar a favor de los gibelinos florentinos, tras el destierro de éstos en 1258, y decapitado por los güelfos.
[L367] Gianni dei Soldanier, gibelino florentino, en 1266, durante el gobierno de Catalano y Loderingo (Infierno, XXII), se pasó a dirigir la facción güelfa. Aún vivía en 1285.
[L368] Ganelón o Gano es el traidor en la historia de Roldán. Tebaldello Zambrasi, abrió Faenza a los güelfos de Bolonia, en la madrugada del 13 de noviembre de 1280, por su enemistad con la familia gibelina de los Lambertazzi.
[L369] El episodio lo cuenta Estacio en la Tebaida, VIII, 740‑63: Tideo, uno de los siete reyes que atacaron la ciudad, fue herido mortalmente por Menalipo, y dando muerte a su vez a éste, mandó que trajeran la cabeza de su enemigo, que mordió rabiosamente mientras agonizaba.
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