ANTEPURGATORIO
RELLANO II.
PEREZOSOS MUERTOS VIOLENTAMENTE
BENINCASA, TARLATI, NOVELLO, DELLA BROCCIA, SORDELLO
APOSTROFE A ITALIA Y A FLORENCIA
Símil de los jugadores y la situación del poeta, respecto de las almas que le solicitan preces. Encuentro con otras almas convertidas a última hora. Reseña de algunas de las ánimas en pena. Coloquio de los poetas sobre las preces humanas para modificar la voluntad divina. Encuentro de los poetas con Sordello. Entrevista de los dos poetas mantuanos. Amarga y dolorosa invectiva del Dante sobre el estado de la Italia y sus luchas intestinas.
Multitud de almas y eficacia de las oraciones (versos 1 al 57)
Cuando se acaba el juego de la zara,
el perdedor se queda algo mohino
y triste aprende, repitiendo lances; 3[L481]
con el otro se va toda la gente;
cuál va delante, cuál detrás le agarra,
cuál a su lado quiere darle coba; 6
él no se para y los escucha a todos;
a quien tiende la mano, al fin le suelta;
y así de aquel gentío se ve libre. 9
Tal entre aquella turba me encontraba,
de aquí y de allá volviéndoles el rostro,
y prometiendo me soltaba de ellos. 12
Estaba el Aretino, quien del brazo
fiero de Ghin de Tacco halló la muerte, 14[L482]
y el otro que se ahogó yendo de caza. 15[L483]
Suplicaba, tendiéndome las manos,
Federico Novello, y el de Pisa 17[L484]
que hiciera parecer fuerte a Marzucco. 18
Vi al conde Orso y su alma separada 19[L485]
de su cuerpo por odio y por envidia,
como decía, y no por culpa alguna. 21
Pier de la Broccia digo; y que provea, 22[L486]
mientras que aún está aquí, la de Brabante
si con peor rebaño andar no quiere. 24[L487]
Cuando ya me libré de todas esas
sombras que suplicaban otras súplicas,
porque su salvación les llegue antes, 27
yo comencé: « Parece que me niegas 28[L488]
expresamente, oh luz, en algún texto
que aplaque la oración leyes del cielo; 30
y esta gente por ello sólo ruega:
¿es que vanas son pues sus esperanzas,
o es que no he comprendido bien tu texto?» 33
Y él me dijo: «Es sencilla mi escritura;
y en esperar ninguno se equivoca,
si con la mente clara bien se mira; 36
pues la cima del juicio no se allana
porque el fuego de amor cumpla en un punto
lo que satisfacer aquí se espera; 39
y allí donde hice tal afirmación,
no se enmendaba, por rezar, la culpa,
pues la oración de Dios estaba lejos. 42[L489]
No te fijes en dudas tan profundas
sino tan sólo en lo que diga aquella
que entre mente y la verdad alumbre. 45
No sé si entiendes: de Beatriz te hablo;
arriba la verás, sobre la cima
de este monte, dichosa y sonriendo.» 48
Y yo: «Señor, vayamos más aprisa,
que ya no estoy cansado como antes,
y ya veo que el monte arroja sombra.» 51
« Caminaremos mientras dure el día
‑él me repuso‑ el tiempo que podamos;
mas no es la cosa como la imaginas. 54
Antes de estar arriba, volverás
a ver aquel que oculta la ladera,
de modo que sus rayos ya no rompes. 57
Abrazo de Sordello y Virgilio (vv. 58 al 75)
Pero mira aquel alma que allá inmóvil,
completamente sola, nos contempla:
el camino más corto ha de mostrarnos. 60[L490]
Nos acercamos: ¡oh ánima lombarda
qué altiva y desdeñosa aparecías,
qué noble y lenta en el mover los ojos! 63
Ella no nos decía una palabra,
mas nos dejaba andar, sólo mirando
a guisa de león cuando reposa. 66
Mas Virgilio acercóse a él, pidiendo
que nos mostrase la mejor subida;
pero a su ruego nada respondió, 69
mas de nuestro país y nuestra vida
nos preguntó; y mi guía comenzaba
«Mantua...» y la sombra, toda en ella absorta, 72[L491]
vino hacia él del sitio en que se hallaba
diciendo: «¡Oh mantuano, soy Sordello,
soy de tu misma tierra!», y se abrazaron. 75
Invectiva de Dante a Italia (vv. 76 al 151)
¡Ah esclava Italia, albergue de dolores, 76[L492]
nave sin timonel en la borrasca,
burdel, no soberana de provincias! 78
Aquel alma gentil tan prestamente,
sólo al oír el nombre de su tierra,
comenzó a festejar a su paisano, 81
y en ti ahora sin guerras no se hallan
tus vivos, y se muerden unos a otros,
los que un foso y un muro mismo encierran. 84[L493]
Busca, mísera, en torno de tus costas
tus playas, y después mira en el centro,
si alguna parte en ti de paz disfruta. 87
¿De qué vale que el freno te pusiera, 88[L494]
Justiniano, si nadie hay en la silla?
Menor fuera sin ése la vergüenza. 90
Ah gentes que debíais ser devotas,
y consentir al César en su trono, 92[L495]
si aquello que Dios manda comprendieseis, 93[L496]
esa fiera mirad cuán indomable, 94[L497]
por no ser corregida por la espuela,
al poner en las riendas vuestras manos. 96
¡Oh tú, tedesco Alberto, que la dejas 97[L498]
al verla tan salvaje y tan indómita,
y debiste apretarle los ijares, 99
caiga de las estrellas justo juicio
sobre tu sangre, y sea nuevo y claro,
tal que tu sucesor le tenga miedo! 102
Pues habéis consentido tú y tu padre,
por la codicia de eso distraídos,
que el jardín del imperio esté desierto. 105[L499]
Ven y vé a Capuletos y Montescos, 106[L500]
Filipeschos, Monaldos, ah, indolente,
esos ya tristes, y estos con recelos! 108
¡Ven, cruel, ven y vé la tiranía
de tus nobles, y cura sus desmanes;
verás a Santaflora tan oscura! 111[L501]
Ven y contempla tu Roma llorando
viuda y sola, llamando noche y día:
« Oh mi César, por qué no me acompañas?» 114[L502]
¡Verás lo mucho que se quieren todos!
y si a piedad ninguna te movemos,
ven y tendrás vergüenza de tu fama. 117
Y si me es permitido, oh sumo Jove 118[L503]
que por nosotros en cruz te pusieron,
¿es que has vuelto los ojos a otra parte? 120
¿o te estás preparando, en el abismo
de tus designios, para hacer un bien
que se escapa del todo a nuestra mente? 123
Pues llenas de tiranos las ciudades
están de Italia toda, y un Marcelo 125[L504]
se vuelve cualquier ruin que entra en un bando. 126
Puedes estar contenta, ah, mi Florencia,
por esta digresión que no te alcanza,
pues se las sabe solventar tu pueblo. 129
La justicia en su pecho muchos guardan,
y, prudentes, disparan tarde el arco;
mas tu pueblo la tiene en plena boca. 132
Muchos rechazan cargos oficiales,
mas tu pueblo solícito responde
sin ser llamado, y grita: «¡Yo lo acepto!» 135
¡Alégrate, porque motivos tienes:
tú rica, tú con paz, y tú prudente!
De si digo verdad, están las muestras. 138
Las Atenas y Espartas, que inventaron
las viejas leyes tan civilizadas
del bien vivir, hicieron débil prueba 141
comparadas contigo, pues que haces
tan sutiles decretos, que a noviembre
los que hiciste en octubre nunca llegan. 144
Hasta donde recuerdo, ¿cuántas veces
leyes, monedas, hábitos y oficios,
has mudado, y cambiado de habitantes? 147[L505]
Y si te acuerdas bien y lo ves claro,
te verás semejante a aquella enferma
que no encuentra reposo sobre plumas, 150
mas dando vueltas calma sus dolores.
Notas
[L481] Es decir, repitiendo las jugadas para ver en qué ha consistido su fallo.
[L482] Benincasa da Laterina, jurisconsulto del siglo XIII, fue muerto, en efecto, por Ghin de Tacoo (caballero sienés dedicado al bandidaje y citado por Boccaccio en el Decamerón), en venganza por haber aquel condenado a muerte a un hermano y a un tío de éste.
[L483] Se trata de Guccio dei Tarlati, señor de Pietramala, en la comarca de Arezzo, que se ahogó en el Arno, luchando contra los güelfos. Otros comentarios le prefieren muerto en 1289, tras la batalla de Campaldino.
[L484] Federico Novello, muerto en 1289 ó 1291, por uno de los Bostoli, güelfos de Arezzo. El de Pisa debe ser Gano Scomigniani, muerto a instancias del conde Ugolino della Ghererdesca en 1287. Fue hijo del a continuación citado Marzucco Scornigniani, hombre de gran reputación muerto en 1301 tras haber profesado como franciscano en Santa Croce de Florencia donde Dante debió conocerlo. Su fortaleza consistió en hacer las paces con el temible Ugolino, tras la muerte de su hijo, para facilitar la reconciliación entre las facciones rivales.
[L485] Orso degli Alberti, hijo del conde Napoleón que vimos en Infierno, XXXII, fue muerto por su primo Alberto en 1286. La familia de los Alberti di Mangona, a la que ambos pertenecían, padeció un verdadero destino trágico durante varias generaciones.
[L486] Pier da la Braccia, o Pierre de la Brosse, fue un famoso médico francés de los reyes Luis IX y Felipe III. En 1276 acusó a la segunda esposa de éste, Maria de Brabante, de la muerte del primogénito, que Felipe había tenido de su primera mujer, para asegurar la sucesión de su hijo, luego Felipe el Hermoso. A su vez la reina acusó a Pierre de estar en tratos con el rey Alfonso X de Castilla, y Felipe III le mandó ahorcar por traición, pues Castilla y Francia se encontraban en guerra (1278). Otros comentadores aseguran que la reina denunció al médico por haber atentado contra su castidad.
[L487] Que se arrepienta de su falsa acusación antes de morir (no lo hizo hasta 1321) si no quiere ir a parar a un lugar peor que éste donde se encuentra su víctima, es decir, en las Malasbolsas donde se codean los falsos acusadores.
[L488] En Eneida, VI, 376, escribe Virgilio «Desine fata deum flecti sperare precando», donde parece negar la posibilidad de cambiar el designio divino mediante la oración.
[L489] Porque eran paganos.
[L490] Se trata, como veremos, del alma del trovador Sordello de Goito, mantuano nacido a comienzos del siglo XIII. La vida de Sordello es digna de la mejor novela de aventuras. Al parecer, raptó a la bella Cunizza da Romano, a quien veremos más adelante, hermana de Ezzelino III, y esposa de Ricardo di S. Bonitafio, a cuyo servicio se encontraba el poeta. Huyendo luego de la venganza del noble anduvo errante por las principales cortes de la época, siendo muy apreciado como hombre de armas y como poeta por Carlos de Anjou. En 1266 se encontraba prisionero en Navarra y fue liberado poco después por intercesión del papa Clemente IV. En 1269, ya liberado, obtuvo cinco castillos en recompensa a sus servicios, muriendo poco después.
Escribió su brillante obra poética en provenzal, y aparte de numerosos poemas de carácter amoroso, compuso una célebre obra titulada Ensanhament d'onor en la que pasaba revista a la mayor parte de los soberanos de su tiempo. Esta es al parecer una de las principales razones que le movieron a Dante a encomendarle papel tan preeminente en su obra, pues como veremos en el siguiente canto es Sordello quien guía a los otros dos poetas al valle de los reyes. Dante lo cita en «De vulgare eloquentia» como poeta y orador político.
[L491] Virgilio iba a comenzar su respuesta a Sordello con algo así corno «Mantua me vio nacer...» cuando es rápidamente interrumpido por el trovador.
[L492] La invectiva de Dante contra las discordias políticas de Italia parece estar inspirada en el propio Sordello.
[L493] Los paisanos de una misma ciudad, desgarrados entre las facciones políticas de su tiempo.
[L494] «¿De qué vale que Justiniano te hubiera dado prudentes leyes si ahora no hay nadie para aplicarlas?»
[L495] Los italianos deberían consentir la autoridad imperial que unificaría la multiplicidad de estados siempre en discordia.
[L496] Se refiere al precepto evangélico (Mateo, XXII‑21): «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»
[L497] Probablemente se refiere a los religiosos ávidos de riqueza y poder.
[L498] Alberto I de Austria, hijo del emperador Rodolfo. Fue elegido para la dignidad imperial en 1298 y muerto en 1308 por Juan de Suabia. Nunca estuvo en Italia, donde el imperio se consideró vacante desde la muerte de Federico II hasta la llegada de Enrique VII. Dante le reprocha su desinterés y su abandono de las cosas de Italia en manos de Bonifacio VIII. Dante amenaza con el castigo divino a su descendencia, en este caso el citado Enrique VII.
[L499] Tanto Rodolfo como Alberto se dedicaron a los asuntos de Alemania, despreocupándose de Italia, el jardín del imperio.
[L500] Dante ahora pasa revista a una serie de familias italianas célebres por sus opiniones contrarias, bien fueran de ciudades diferentes, bien de la misma ciudad. La identificación de estas familias ha sido bastante discutida por los comentaristas. Los Capuletos y Montescos no está claro que sean los mismos que recoge la leyenda de Romeo y Julieta, de Verona. Los Monaldos y Filispescos eran de Orvieto.
[L501] Posesión de la antigua familia gibelina de los Aldobrandeschi, ahora en decadencia, que había pasado al poder de Siena.
[L502] Roma invoca la presencia del emperador como garantía del poder civil.
[L503] Dios, o mejor, el propio Cristo
[L504] Dante debe aludir al romano Claudio Marcelo (cónsul en el 50 a.C.), acérrimo enemigo de la política de César, y aquí tomado como ejemplo de oposición a la política imperial.
[L505] En efecto Florencia había cambiado de constitución política en 1282, 1293 1295, 1300, 1301, y a partir de este año la política florentina está como sabemos marcada por las discordias entre güelfos blancos y negros, y posteriormente de 1303 a 1308, por las distintas facciones de negros hasta la muerte de Corso Donati. También hace referencia a los continuos exilios.
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