Infierno: Canto XX


Círculo octavo: Fraude
Sima cuarta: Adivinos
Anfiarao, Tiresias, Aronta, Manto, origen de Mantua, Euripilo, M. Scotto.
Asdente, otros adivinos modernos

Cuarto foso o valle del octavo círculo. Procesión silenciosa de los adivinos que caminan con las cabezas trastornadas hacia atrás. Virgilio hace relación a Dante de los más famosos impostores antiguos. La virgen Manto, fundadora de Mantua. Historia y descripción de Italia y de Mantua. Otros adivinos modernos.




Los adivinos - versos 1-30

De nueva pena he de escribir los versos
y dar materia al vigésimo canto
de la primer canción, que es de los reos. 3

Estaba yo dispuesto totalmente
a mirar en el fondo descubierto,
que me bañaba de angustioso llanto; 6

por el redondo valle vi a unas gentes
venir, calladas y llorando, al paso
con que en el mundo van las procesiones. 9

Cuando bajé mi vista aún más a ellas,
vi que estaban torcidas por completo
desde el mentón al principio del pecho; 12

porque vuelto a la espalda estaba el rostro,
y tenían que andar hacia detrás,
pues no podían ver hacia delante. 15

Por la fuerza tal vez de perlesía 16[L212]
alguno habrá en tal forma retorcido,
mas no lo vi, ni creo esto que pase. 18

Si Dios te deja, lector, coger fruto
de tu lectura, piensa por ti mismo
si podría tener el rostro seco, 21

cuando vi ya de cerca nuestra imagen
tan torcida, que el llanto de los ojos
les bañaba las nalgas por la raja. 24

Lloraba yo, apoyado en una roca
del duro escollo, tal que dijo el guía:
«¿Es que eres tú de aquellos insensatos?, 27

vive aquí la piedad cuando está muerta:
¿Quién es más criminal de lo que es ése 29[L213]
que al designio divino se adelanta? 30


Anfiarao; Tiresias; Arunte - vv. 31-51 

Alza tu rostro y mira a quien la tierra 31[L214]
a la vista de Tebas se tragó;
y de allí le gritaban: “Dónde caes 33

Anfiareo?, ¿por qué la guerra dejas?”
Y no dejó de rodar por el valle
hasta Minos, que a todos los agarra. 36

Mira cómo hizo pecho de su espalda:
pues mucho quiso ver hacia adelante,
mira hacia atrás y marcha reculando. 39

Mira a Tiresias, que mudó de aspecto 40[L215]
al hacerse mujer siendo varón
cambiándose los miembros uno a uno; 42

y después, golpear debía antes
las unidas serpientes, con la vara,
que sus viriles plumas recobrase. 45

Aronte es quien al vientre se le acerca, 46[L216]
que en los montes de Luni, que cultiva
el carrarés que vive allí debajo, 48

tuvo entre blancos mármoles la cueva
como mansión; donde al mirar los astros
y el mar, nada la vista le impedía. 51


Manto y los orígenes de Mantua - vv. 52-102

Y aquella que las tetas se recubre,
que tú no ves, con trenzas desatadas,
y todo el cuerpo cubre con su pelo, 54

fue Manto, que corrió por muchas tierras; 55[L217]
y luego se afincó donde nací,
por lo que un poco quiero que me escuches: 57

Después de que su padre hubiera muerto,
y la ciudad de Baco esclavizada,
ella gran tiempo anduvo por el mundo. 60

En el norte de Italia se halla un lago,
al pie del Alpe que ciñe Alemania
sobre el Tirol, que Benago se llama. 63

Por mil fuentes, y aún más, el Apenino
ente Garda y Camónica se baña,
por el agua estancada en dicho lago. 66

En su medio hay un sitio, en que el trentino 67[L218]
pastor y el de Verona, y el de Brescia,
si ese camino hiciese, bendijera. 69

Se halla Pesquiera, arnés hermoso y fuerte, 70[L219]
frontera a bergamescos y brescianos,
en la ribera que en el sur le cerca. 72

En ese sitio se desborda todo
lo que el Benago contener no puede,
y entre verdes praderas se hace un río. 75

Tan pronto como el agua aprisa corre,
no ya Benago, mas Mencio se llama
hasta Governo, donde cae al Po. 78

Tras no mucho correr, encuentra un valle,
en el cual se dilata y empantana;
y en el estío se vuelve insalubre. 81

Pasando por allí la virgen fiera,
vio tierra en la mitad de aquel pantano,
sin cultivo y desnuda de habitantes. 84

Allí, para escapar de los humanos,
con sus siervas quedóse a hacer sus artes,
y vivió, y dejó allí su vano cuerpo. 87

Los hombres luego que vivían cerca,
se acogieron al sitio, que era fuerte,
pues el pantano aquel lo rodeaba. 90

Fundaron la ciudad sobre sus huesos;
y por quien escogió primero el sitio,
Mantua, sin otro augurio, la llamaron. 93[L220]

Sus moradores fueron abundantes,
antes que la torpeza de Casoldi, 95[L221]
de Pinamonte engaño recibiese. 96

Esto te advierto por si acaso oyeras
que se fundó de otro modo mi patria,
que a la verdad mentira alguna oculte.» 99

Y yo: «Maestro, tus razonamientos
me son tan ciertos y tan bien los creo,
que apagados carbones son los otros. 102


Otros adivinos - vv. 103-130

Mas dime, de la gente que camina,
si ves alguna digna de noticia,
pues sólo en eso mi mente se ocupa.» 105

Entonces dijo: «Aquel que desde el rostro 106[L222]
la barba ofrece por la espalda oscura,
fue, cuando Grecia falta de varones 108

tanto, que había apenas en las cunas
augur, y con Calcante dio la orden
de cortar en Aulide las amarras. 111

Se llamaba Euripilo, y así canta
algún pasaje de mi gran tragedia:
tú bien lo sabes pues la sabes toda. 114

Aquel otro en los flancos tan escaso,
Miguel Escoto fue, quien en verdad 116[L223]
de los mágicos fraudes supo el juego. 117

Mira a Guido Bonatti, mira a Asdente,
que haber tomado el cuero y el bramante
ahora querría, mas tarde se acuerda; 120

Y a las tristes que el huso abandonaron, 121[L224]
las agujas y ruecas, por ser magas
y hechiceras con hierbas y figuras. 123

Mas ahora ven, que llega ya al confín
de los dos hemisferios, y a las ondas
bajo Sevilla, Caín con las zarzas, 126[L225]

y la luna ayer noche estaba llena:
bien lo recordarás, que no fue estorbo
alguna vez en esa selva oscura.» 129

Así me hablaba, y mientras caminábamos.



Notas

[L212] «Perlesía» es parálisis.

[L213] 29‑30 En el original: «chi a piu scellerato the collui, / che al giudicio divin passion porta?». Algunos comentaristas refieren estos versos no a los condenados, por adivinos, sino a los que, como Dante, se apenan de sus cuitas, con lo que podríamos traducir. «¿Quién es más criminal que fuera ése / que del juicio divino se apenara?»

[L214] Anfiareo, uno de los siete reyes que combatieron contra Tebas, había huido anteriormente de la lucha, pues sus dotes adivinatorias le hablan predicho que moriría en ella, hasta que se vio obligado a combatir de nuevo por la traición de su esposa Erifile (Purgatorio, XII). Fue entonces cuando la tierra se tragó su carro, provocando la burla de los tebanos (lo cuenta Estacio en Tebaida, VII).

[L215] Tiresias es el más conocido de los adivinos de la antigüedad, sobre todo por su participación en los episodios del ciclo tebano correspondiente a la historia de Edipo. Ovidio cuenta en Metamorfosis (III, 324‑31) que habiendo separado con su vara a dos serpientes que copulaban, fue convertido en mujer durante siete años, hasta que volvió a encontrar a la misma pareja de serpientes y las volvió a separar.

[L216] Aronte fue un arúspice etrusco llamado a Roma durante la guerra civil, y según Lucano (Farsalia, I) predijo la victoria de César.

[L217] Manto fue hija de Tiresias. Tras la caída de Tebas, para huir de Creonte, llevó una vida errante hasta aposentarse, como leemos, en el lugar sobre el que más tarde sería fundada Mantua, llamada así en honor suyo.

[L218] Los obispos de Trento, Verona y Brescia, cuyas sedes confluían en dicho sitio, sobre cuya exacta localización no se ponen de acuerdo los comentaristas.

[L219] Peschiera, fortaleza de Verona contra Bérgamo y Brescia en la orilla sur del lago de Garda, y junto a dicha ciudad nace el río Mincio.

[L220] Sin hacer ningún tipo de rito mágico, como era costumbre en la remota antigüedad. Según Virgilio (Eneida, X), su ciudad natal fue fundada por Ocno, hijo del río Tiber y de la propia Manto.

[L221] 95‑96 Piamonte dei Bonacolsi arrebató con engaños la señoría de Mantua a Alberto da Casoldi y gobernó la ciudad de 1272 a 1291.

[L222] Euripilo fue un adivino griego en la época en que todos los varones partieron a la guerra de Troya, y junto con Calcante aconsejó el momento propicio para que partiera la flota congregada en Aulide. El pasaje al que alude Virgilio es Eneida, II, ll3‑53.

[L223] ll6‑ll8 Miguel Escotto fue astrólogo de Federico II, al igual que Guido Bonati. Asdente de Parma era zapatero y adivino, y ya lo cita Dante con ironía en Convivium, IV‑XVI, 6.

[L224] Dante alude genéricamente a las brujas, muy perseguidas en su tiempo.

[L225] Todavía hay quien ve en las manchas de la luna la figura de un hombre cargado con un haz de leña. Hemos de suponer que nos encontramos a las seis de la mañana del nueve de abril.

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